El 14 de Octubre de 1998, en un vuelo trasatlántico de la línea aérea British Airways tuvo lugar el siguiente suceso:
A una dama la sentaron en el avión al lado de un hombre de raza negra.
La mujer pidió a la azafata que la cambiara de sitio, porque no podía sentarse al lado de una persona tan desagradable. La azafata argumentó que el vuelo estaba muy lleno, pero que iría a revisar a primera clase a ver por si acaso podría encontrar algún lugar libre.
Todos los demás pasajeros observaron la escena con disgusto, no sólo por el hecho en si, sino por la posibilidad de que hubiera un sitio para la mujer en primera clase.
La señora se sentía feliz y hasta triunfadora porque la iban a quitar de ese sitio y ya no estaría cerca de aquella persona.
Minutos más tarde regresó la azafata y le informó a la señora :
"Discúlpeme señora, efectivamente todo el vuelo esta lleno ... pero afortunadamente encontré un lugar vacío en primera clase".
Sin embargo, para poder hacer este tipo de cambios le tuve que pedir autorización al capitán.
Él me indico que no se podía obligar a nadie a viajar al lado de una persona tan desagradable.
"La señora con cara de triunfo, intentó salir de su asiento, pero la azafata en ese momento se voltea y le dice al hombre de raza negra:"
¿Señor, sería usted tan amable de acompañarme a su nuevo asiento?
"Todos los pasajeros del avión se pararon y ovacionaron la acción de la azafata.
Ese año, la azafata y el capitán fueron premiados y gracias a esa actitud, la empresa British Airways se dio cuenta que no le había dado demasiada importancia a la capacitación de su personal en el área de atención al cliente, la empresa hizo cambios de inmediato; desde ese momento en todas las oficinas de British Airways se lee el siguiente mensaje:
"Las personas pueden olvidar lo que les dijiste,
las personas pueden olvidar lo que les hiciste,
pero nunca olvidarán cómo los hiciste sentir
14 comentarios:
Me encantó esta entrada! Muy bello lo que trasmite. Y es cierto todo, los sentimientos quedan para siempre, y se recuerdan más que las palabras. Te mando un beso Adriana! Hermosa entrada =)
pedazo entrada, hay muy pocas personas que harían lo que hizo la azafata por desgracia.
besos
Bella historia Adriana,reflexiva hasta la médula, nunca se debe de despreciar a tu semejante y menos por su color, sabes como dice la canción...todos somos iguales...a los ojos de Dios.
Un abrazo.
¡¡Vaya!! esta sí que es una entyrada en favor de la humanidad; así debemos ser todos los habitantes de este planeta. Un fuerte abrazo
Excelente lección Adri!Me gustó mucho el mensaje final.
Besitos!
Esta bonita historia, encierra una gran verdad, sobre la que tenemos que reflexionar. Gracias por ponerla, Adriana.
Abrazo. Jabo
gracias Bere !!!
Asi es Yoli..si todos pusieramos nuestro grano de arena por ser cada dia mejores este mundo seria maravilloso..gracias besosss
asun !!! mil graciasss
Drac gracias por estar siempre amigo!!!
sandritaaaaa besosssssss
Jabo...muchas graciassss
Allek gracias por tu regreso...besossssss
Muy buena historia, deja que pensar. Excelente post. Saludos.http://refugio-del-elfo.blogspot.com/
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